Reflexiones por el día del Padre
No deja de ser incomodo la celebración de esta
fecha, se dicen tantas cosas de los méritos del papa como si fueran esfuerzo o
virtudes del esfuerzo propio. Es como recibir la máxima calificación en un
examen que te copiaste.
Todo lo que se aplaude de los padres, no es
algo que es producto humano ni de educación, ni de sabiduría humana. Es algo
que el Padre celestial, dejó grabado en el varón como parte de su legado.
El Diseñador de la familia, imprimió en el
varón rasgos de su propia personalidad para que cumpliese con todas las
demandas que se espera del varón de la familia. La paternidad, igual que la
maternidad, Dios lo dejó impregnado en el ser humano, es algo instintivo. Así
que como no hay premios y aplausos, por el instinto de supervivencia, igual no
debería haber por ser padre. Pero como el pecado ha arruinado el diseño divino
y original de la paternidad, queremos reconocer a los que se han mantenido
fieles al instinto, a pesar de las voces adversas.
Estas virtudes,
incluidas en el ADN de cada varón son:
ü Amoroso
Tenemos que reconocer que El
amor viene de Dios, y por ese amor estuvo dispuesto a dar a su hijo por
nosotros para nuestra salvación. Para que fuéramos perdonados. Mirad cuál amor
nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo
no nos conoce, porque no le conoció a Él.” (1 Juan 3:1).
La disciplina es una extensión del amor
Proverbios 13:24; 23:13-14. Si no corregimos a nuestros hijos, demostramos que
no los amamos. Dios nos corrige para nuestro bien. Es necesario si queremos
crecer en nuestro caminar con Dios. Él quiere que tengamos vida eterna. Somos
pecadores y necesitamos que nos discipline, nos corrija para tener vida eterna.
ü Presente
Hay un atributo de Dios que ni
siquiera el mejor padre sería capaz de imitar, y es que Él tiene la capacidad
para estar contigo en cada momento. Los padres humanos no pueden de ninguna
forma darte su atención durante las 24 horas, pero Dios sí. En cualquier
momento, en cualquier lugar, sin importar la circunstancia, Dios te puede
atender íntegramente (1 P 5.7); incluso conoce cada uno de los de tu cabeza (Mt 10.30-31)
ü Instructor
El mandamiento más grande en la Escritura
es este: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y
con todas tus fuerzas.” (Deuteronomio 6:5). Retrocediendo al verso 2, leemos,
“…para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus
mandamientos que yo te mando, tu, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días
de tu vida, para que tus días sean prolongados.” Siguiendo los versos, más
adelante dice, “Y esas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando
por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (versos 6-7).
La historia hebrea revela que el padre
debía ser diligente en instruir a sus hijos en los caminos y las palabras del
Señor para su propio desarrollo espiritual y bienestar. El padre que era
obediente a los mandamientos de las Escrituras hacía esto justamente. La
importancia primaria de este pasaje es la responsabilidad de los padres en el
hogar de que los niños puedan ser criados en la “disciplina y amonestación del
Señor.” Esto nos lleva a un pasaje en el Libro de los Proverbios 22:6-11; pero
primeramente al verso 6, en el cual leemos, “Instruye al niño en su camino, y
aun cuando fuere viejo (conforme se haga mayor) no se apartará de él.”
Instruir, se refiere a las primeras enseñanzas que un padre y madre deben dar a
su hijo, esto es, su educación temprana. El instruir tiene como objetivo
colocar ante el niño la forma de vida prevista para él. El iniciar la educación
del niño de esta manera es de gran importancia, al igual que un árbol sigue la
inclinación de sus primeros tres años.
Seguro hay otros rasgos de la
paternidad responsable dignos de analizar, como el ser proveedor, sacerdote,
pero en otro momento los revisaremos. Ahora a revisar estos, y a lo mejor y
pulir ese instito divino
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